Este es el caso que nos ocupa, y es que en verano de 1981 un futuro mito -o Mittoo, que de las dos formas se le podría denominar- vio la luz en la soleada California. Roger Rivas Jr. desde bien pequeño creció rodeado de música, fundamentalmente funk y soul, de un modo tremendamente directo. Su padre, Roger Rivas Senior, estaba increíblemente involucrado en la escena de Los Angeles, gracias a la banda en la que tocaba los teclados, “Tierra”, con lo que el pequeño Roger tuvo la suerte de poder criarse en los backstages.
Un buen día en el año 2002, Derrick Morgan recaló en Los Angeles, y Rivas junto con otros músicos de la escena de L.A. formaron su banda de apoyo. El sonido de aquella noche fue inmejorable, grabándose incluso después algunos temas en estudio con Morgan, grabación que jamás vería la luz. Sin embargo aquel puñado de tíos encajaban musicalmente de forma inmejorable, y sin querer el proyecto estaba en marcha. Jesse Wagner al micrófono, Brian Dixon, de See Spot, en la guitarra, Roger Rivas al teclado, que venía de The Vessels junto a J. Bonner, que se ocuparía del bajo, y cerrando el combo, Korey Horn en la batería, acababan de dar forma a The Aggrolites.
The Aggrolites maduró rapidamente como banda, tomando protagonismo en las composiciones tanto los teclados de Roger como la voz de Jesse, muy por encima de lo que lo hacen los vientos en otras bandas, con un resultado espectacular. Apenas un año después de aquella primera actuación juntos, editaron su primer LP, “Dirty Reggae”, al que le seguirían otros dos, “The Aggrolites” en 2006, y “Reggae hit L.A.” en 2007.
El éxito desmesurado de The Aggrolites lo ha convertido en el proyecto principal de Roger Rivas, aunque no el único. Cuando no está de gira o en el estudio, Roger suele llevar sus vinilos cargados de funk y soul por todos los clubes de Los Angeles. Su devoción tanto por la música jamaicana de toda clase como por el funk y soul americanos se traduce en una fuerza musical desmesurada tanto en el estudio como -especialmente- en directo. Sin duda con el tiempo se convertirá en un nuevo mito, o tal vez en un nuevo Mittoo.
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